miércoles, 28 de enero de 2009

Esperanza y Mariano: la espía que me amó

Viendo a todos esos políticos de pacotilla haciendo de las suyas con total impunidad, cada vez estoy más convencido de que la crisis en la que estamos es, antes que económica, de valores (y no bursátiles precisamente). El culebrón de Madrid, al más puro estilo del agente oo7, es una muestra más de que todo vale con tal de conseguir (o de conservar) el poder.

Pero, ¿quiénes son los culpables y quiénes las víctimas de todo este tinglado? ¿Esperanza? ¿Mariano? Pues no, ninguno de ellos. Lamentablemente, la culpa de que se produzcan hechos como éste y otros aún más graves la tenemos ustedes y yo, que también somos, al mismo tiempo, las víctimas.

Porque la sociedad ha decidido delegar hasta su capacidad de pensamiento en la clase política, en un grupo de personas encerradas en unas listas a las que votamos sin conocer sus valores y que van a su aire, cambiando unos principios por otros en cualquier momento, según sus intereses particulares.

A ellos -para mí se salvan muy pocos- no les importan ustedes ni nadie que no sean ellos mismos. Da igual el nivel en el que se muevan (local, regional, estatal...); sólo quieren que les votemos y así obtener (o mantener) el poder que necesitan para seguir haciendo lo único que quieren hacer: llenarse los bolsillos.

Pero no se preocupen, que por mucha crisis (ahora sí me refiero a la económica) que haya, nunca van a pasarlo ustedes tan mal como para querer rebelarse contra lo que está pasando a los ojos de todos. Y si alguien los tiene, se encontrará solo y no podrá hacer nada. Mañana tendrán todos su ración de pan y circo. El negocio está a salvo.

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